Monday, January 26, 2015

Mente, gestos y aprendizaje.

Los hablantes hacen gestos cuando hablan en todas las culturas y a todas las edades. Incluso personas con ceguera congénita gesticulan cuando hablan, lo que muestra que el gesto es una parte inherente del habla.

La psicóloga experta en conducta no-verbal y, en especial, en los gestos que acompañan al habla, Susan Goldin-Meadow, hace una revisión de la influencia de los gestos en el aprendizaje y cómo se puede aplicar este conocimiento en contextos educativos.

En primer lugar, hay que aceptar que los gestos trasmiten información, algunas veces información que no se encuentra en las palabras. Los gestos reflejan el estado de conocimiento del sujeto, pero también hay evidencias de que los gestos reflejan mucho más de lo que los hablantes saben.

Cuando a un niño se le muestran dos filas con una serie de cubos y uno de estos cubos en la segunda fila se mueve, el niño gesticula señalando el primer cubo de la primera fila y luego el segundo cubo de la segunda fila, queriéndote decir que ya no está ahí el cubo. Este gesto muestra un entendimiento de la correspondencia una-a-uno, concepto fundamental de la conservación numérica que no se expresa en el habla.

Los gestos que las personas ven en otros cambian sus mentes. De especial interés es el servicio que hacen los gestos durante la instrucción o la enseñanza. Ver gestos influye en cómo pensamos sobre las cosas. Por ejemplo, se sabe que los testigos oculares responden de una u otra forma en función de los detalles de las preguntas: una pregunta del tipo "¿de qué color era el sombrero que llevaba?" es muy distinta a la pregunta abierta "¿qué más llevaba?". Pero si una pregunta abierta se acompaña con un gesto de sombrero (en este caso un sombrero de copa) es muy probable que se responda un sombrero, cuando en la pregunta no se mencionaba ningún sombrero.

Los gestos que producen los que están aprendiendo pueden cambiar su mente. En un ejercicio matemático los niños que gesticulaban, frente a los que gesticulaban parcialmente o no gesticulaban, aprendían más y su aprendizaje era más duradero.

Los gestos se producen en el espacio y por tanto tienen sus raíces en el pensamiento visuo-espacial. Algunas tareas matemáticas tienen un componente espacial y esto es por lo que los gestos pueden ayudar a aprender matemáticas. Pero los gestos también influyen el aprendizaje de tareas de dominio no-espacial.

En un ejercicio moral con dilemas los niños que gesticulaban juzgaban correctamente más veces el dilema moral. lo que indica que "espacializar" conceptos que aparentemente no son del dominio espacial, como los conceptos morales, es beneficioso.

El uso de los gestos en contextos educativos, gesticular durante la resolución de problemas y la instrucción, ayuda a que las ideas implícitas que se tienen se manifiesten y hace más fácil la enseñanza.

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ResearchBlogging.orgGoldin-Meadow S (2014). How gesture works to change our minds. Trends in neuroscience and education, 3 (1), 4-6 PMID: 25396115

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